¿En cuántas ocasiones has llegado a la entrada de un restaurante y has accedido a través de una puerta con una indicación de “Tirar” o has salido con otra de “Empujar”? Son aún muchos locales dedicados a la restauración los que cuentan con un acceso y una salida de carácter común o, incluso, con una doble puerta para mantener la climatización de dicho local de forma adecuada.

Sin embargo, es conveniente replantearse los sistemas de accesos y salidas considerados“comunes” para estudiar nuevas fórmulas y, de este modo, apreciar las grandes ventajas que nos pueden llegar a aportar y, más, en locales tan transitados como los restaurantes. Es el caso de las puertas automáticas, ya que nos ofrecen un sistema automático, como su propio nombre nos indica, que permite al cliente entrar o salir sin necesidad de ejecutar ninguna acción concreta.

Las puertas automáticas, una opción muy recomendable

El porqué de su recomendación está directamente relacionado con las amplias garantías de seguridad y comodidad que ofrecen a todos aquellos individuos que transiten a través de la puerta de entrada de cualquier establecimiento de restauración, sea restaurante o sea bar. A día de hoy existe una gran variedad de puertas automáticas potencialmente idóneas para este tipo de locales; pueden ser puertas correderas, de todo tipo, y puertas batientes.

Asimismo, la instalación de las puertas automáticas también permiten un enorme juego de adaptabilidad en función de los acabados y los materiales requeridos. En este sentido, y tras el estudio correspondiente del establecimiento, habrá que priorizar las necesidades que velen siempre por la calidad de los materiales y la seguridad en el resultado final.

Ventajas secundarias derivadas, también cruciales

Las puertas automáticas situadas en los restaurante, no solo facilitan el acceso y la salida de los clientes, también son una garantía de transparencia y una forma sostenible de aumentar la luz natural del interior del establecimiento. Gracias a la instalación de este tipo de puertas, el restaurante en cuestión puede “mostrar” su interior, logrando captar una atención mayor por parte de los viandantes, así como aprovechar toda la luz natural que proviene del sol y, de este modo, ahorrar en el gasto energético que supone tener luces encendidas durante una gran parte del día.