Actualmente, las puertas automáticas forman parte de la rutina de la gran mayoría de las sociedades avanzadas. Es frecuente acceder, por ejemplo, a un supermercado y atravesar una puerta con sensor de movimiento, así como lo es salir de una tienda de ropa y complementos con las manos ocupadas con bolsas con total comodidad gracias a una puerta que identifica la presencia de nuestro cuerpo. En otras ocasiones ya hemos profundizado en los múltiples beneficios que nos ofrecen las puertas automáticas, pero esta vez nos queremos centrar en el funcionamiento de sus sensores en el caso de los comercios. Si quieres saber más detalles, ¡sigue leyendo!
La experiencia del consumidor, prioridad
Ofrecer una correcta y cuidada atención al cliente debe ser una de las prioridades marcadas por cualquier comercio. No solo por el beneficio económico que pueda reportar a la compañía tras lograr que dicho cliente vuelva a elegir su establecimiento para comprar, sino también por brindar en todo momento una experiencia positiva al consumidor y, así, establecer una base sólida que marque la atención al cliente ofrecida a todos los consumidores en general.
En este sentido, el bienestar de una experiencia de usuario se basa en muchos factores, desde el tono de la iluminación en el interior o la disposición de los productos en venta, hasta la temperatura del local o el hilo musical de fondo, e incluso el funcionamiento del acceso al comercio en cuestión. Es precisamente en el acceso y en la salida donde empieza y termina el proceso de compra de un usuario que visita un comercio. Y, por ello, es sumamente importante que cuidemos, también, el sistema operativo que maneja dicho acceso.
Funcionamiento de los sensores
Desde el punto de vista de la comodidad y la facilidad, las puertas automáticas son las puertas ideales para los comercios, sean del tipo que sean. En la mayoría de los casos, las puertas instaladas cuentan con un sensor de movimiento que detecta la presencia del individuo cuando se aproxima al acceso y se abre automáticamente y, una vez pasados unos segundos y cuando el sensor ya no detecta al sujeto en cuestión en la zona definida por el sistema operativo, se vuelve a cerrar automáticamente. En este caso, los sensores de movimientos deben contar con un óptimo radar de detección de movimiento para poder garantizar el funcionamiento correcto de la puerta automática.
Este funcionamiento, tan simple aparentemente, ha facilitado y sigue facilitando en los comercios cuyas puertas son automáticas los movimientos realizados por los clientes. De esta forma, se evitan utilizar puertas con pomo que requieren un empuje para abrir o cerrar y, por lo tanto, una mano libre para ello; y hay ocasiones donde esta situación puede resultar incómoda.
Además de los sensores de movimiento ya mencionados, existen otros sistemas de identificación, más aplicados al acceso de los propios empleados de la compañía. Entre estos sistemas, destacan el sistema de manos libres, el lector de tarjetas inteligentes o el sensor de reconocimiento facial.
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