Es indudable el hecho de que, en los tiempos que corren, las farmacias se encuentran entre los lugares más visitados por casi todas las personas. Ya sea por motivos habituales y rutinarios, o bien por factores higiénicos relacionados con la Covid-19, el nivel de afluencia a las oficinas boticarias está en auge. Esto pone a los dueños de las farmacias en un lugar potencialmente muy bueno, con más clientes que nunca, pero estas avalanchas de visitas pueden volverse un arma de doble filo.
Esta afluencia de público se traduce en una mayor exposición a riesgo potencial de contagio, todo ello, teniendo en cuenta que la naturaleza de este servicio, en un punto donde se congregan personas, lo hace más vulnerable. Medias de distancia social, higiene de manos, mascarillas… Son parte de las herramientas que hay que emplear, pero en este escenario también entran en juego las puertas automáticas. ¿Qué ventajas ofrecen?
- Es más seguro. En una época y lugar en los que la higiene ha cobrado la máxima importancia, una puerta automática prevendrá que el contacto con las manos de los clientes puedan dar lugar a transmisión de infecciones. Disminuir las superficies que interactúan con los clientes es vital en el control de enfermedades contagiosas que puedan portar los visitantes.
- Control de aforo. Con una puerta automática que cuente con un Sistema de Control de Aforo para el acceso desde el exterior será infinitamente más fácil respetar las medidas que, por ley, todo establecimiento debe cumplir en esta reciente lucha contra la Covid-19.
- Se ahorra energía. Posiblemente es el detalle que más se para por alto y contrariamente a lo que se pueda pensar, el uso de una puerta automática ahorra más energía de la que gasta. El motivo es claro y sencillo, la puerta no permanece abierta más tiempo del necesario, permitiendo un mayor control del aire del interior del local, y con ello, la temperatura, es decir, optimiza también la climatización.
- Por último y simplemente, los clientes las prefieren. Puede sonar algo básico, pero no deja de ser verdad. La puerta es lo primero que ve un potencial cliente de un local, y por ello no hay que menospreciar el papel que juega en la decisión de entrar o no. Los transeúntes miran por su propio bienestar, y saben que las puertas automáticas previenen el contagio más que una normal. Igualmente aquellos con dificultades de movilidad, como los ancianos, personas con discapacidad o aquellos que tengan las manos ocupadas (ya sea un cliente con un carrito o incluso un repartidor de mercancía) agradecerán el acceso.
Lee más en nuestro blog sobre cómo las puertas pueden ser aliadas para la salud y lucha contra la Covid-19.
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